32
Se dirigían a Jerusalén, con Jesús al frente, y los discípulos estaban asombrados, mientras que los que seguían tenían miedo. Nuevamente llevó a los Doce a un lado y les dijo lo que le iba a pasar.
33
«Vamos a subir a Jerusalén», dijo, «y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y maestros de la ley. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles,
34
quien se burlará de él y lo escupirá, lo azotará y lo matará. Tres días después se levantará.